domingo, 28 de julio de 2013

Se busca

Por María de Jesús Gómez Lazos. 

VIII 

No siempre existe lo que se busca, ni se busca siempre lo que existe. Sus pisadas pudieron ser surcos viajando en espiral; puntos mudos, firmes o vacilantes; huellas con grecas torcidas; códigos secretos en escritura binaria…     

Oleaje en el mar
Antonia Moraga Olivares
        
          Pudo ser pero ella juega y llegará el momento en que no tenga con quien jugar. Entonces romperá las reglas de los otros juegos. Pegará las piezas de los rompecabezas, los llenará de besos y velará sus sueños hasta que se levanten fuertes, saludables, enteros y puedan correr por ahí como galgos alegres. Abrirá orificios en los paraguas, en las suelas de los zapatos, en los libros. Se rociará alpiste en la cabeza para alimentar a las aves. Y cuando nadie recuerde su nombre aprenderá a volar.

         Es que ella se entiende con el viento. Su amor es de tardes verdes endulzadas con miel de abeja. Cantos simples, caricias suaves. Él es niño y aún no se la puede llevar. Acostada en el pasto anhela el día en el que modelará a las nubes a su antojo. Le llueven las hojas, se vuelven peces, de cada árbol un barco se hace a la mar.
 

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