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La caída de Ícaro Carlo Saraceni |
Volviendo al añejo y trasudado tema de los sueños, pasemos al vuelo onírico. Usted, ¿ha soñado que vuela?, cuando vuela, ¿vuela usted de pie o en la posición de Superman? y, en el segundo caso, ¿debe aletear cual pájaro o se eleva como un aeroplano?
Existen diversos tipos de vuelos durante los sueños; es muy variado incluso el impulso para efectuar la operación, una de las maneras para lograrlo es el salto de resorte: usted simplemente toma impulso mediante las rodillas, haciendo resorte con el suelo, y sale felizmente al vuelo, pero con una fuerza tan suficiente y efectiva que avanzará una distancia considerable. En este caso el vuelo es de pie, se ve al horizonte pero no lo que hay debajo, hay que notar además que si a uno se le ocurre voltear abajo, inclinándose, será fácil perder el equilibrio y caer a tierra.
Otra de las forma es mediante la levitación; en esta manera en realidad no importa mucho la posición que se asuma porque se trata de hacer una especie de vacio alrededor del cuerpo, y digo alrededor y no debajo porque en este vacío generado, uno simplemente flota, no es necesario un propulsor en los pies que nos haga salir disparados; como si el cuerpo se volviese de vapor y, más ligero que el aire, simplemente se elevara mesurado y calmo sin prisa alguna.
Volar como Superman no ostenta la dignidad humana de los primeros vuelos; en este caso se anda como la gente, de pie, y se vuela como los animales, bocabajo. Este tipo de vuelo se debe a algo que debe parecerse al vuelo de los aviones que funciona con la velocidad, y la presión del aire generada bajo el cuerpo, claro que sería menester que este cuerpo fuera plano y llevase unas turbinas por debajo, pero en ese caso cualquiera podría hacerlo y no tendría mérito.
Otro de los vuelos es el del pájaro, e insisto en la forma de las alas aplanadas, nuestros flacuchos brazos no son buenos para el vuelo; no obstante en los sueños hay quien mediante el braceo logra elevarse y planear, en este caso no faltará quien cambie en el onírico mundo esos brazos inhábiles por unas magníficas alas, o bien, le crezcan unas a la espalda como de ángel, muy en contra de la morfología natural, pues en vez de cuatro, los ángeles tienen seis extremidades. Claro, y habrá, además, que ver cómo es que un ángel se puede hallar volando terrestre y en tierra sin ver a Dios. Por supuesto, no se es un ángel sino un hombre con alas con el don angelical del vuelo.
Pensemos ahora en algunas de las posibilidades que nos llevan al vuelo durante los sueños: 1) una típica persecución en la que a uno ya no le queda más que echarse a volar, y porque sueña lo hace, sale uno volando sin más. 2) un sueño lúcido en el que uno se percata de las posibilidades del estado onírico y desafiando las leyes naturales le da por hacer las cabriolas que no puede en la vigilia, así que una de ellas es echarse a volar, yo conozco un matemático al que no le faltará ocasión de experimentar con los diferentes tipos de vuelo, sólo por ver qué se siente. 3) por inducción de alguien más, un personaje que aparece en el sueño y nos enseña cómo se vuela, 4) por falta de gravedad, 5) otras.
En pos del vuelo onírico altamente recomendable, le sugiero con efusión que lo practique; no debe perderse los vuelos cósmicos por el Cinturón de Orión y la Próxima Centauri, o si es un poco más modesto o le interesan más los lugares terrestres, puede usted visitar alguna isla paradisiaca, las Europas o el lugar de su preferencia. Es muy saludable, gratificante y gratuito.
Nidya Areli Díaz.
1 comentario:
¡Me encanta! Sencillamente maravilloso.
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